En pocas palabras, una película publicitaria es una breve y concisa obra cinematográfica que generalmente dura de diez a un máximo de 60 segundos. Su propósito principal es atraer la atención hacia un producto, marca o servicio, con el objetivo de impulsar sus ventas. A diferencia de un documental, no se enfoca en proporcionar información detallada.
La elección ideal es confiar la creación de películas publicitarias a una experimentada casa productora de cine. Esto asegura que se aprovechen todas las herramientas dramáticas y audiovisuales disponibles para lograr un impacto óptimo en el anuncio, ya sea en la pantalla grande, la televisión o las plataformas de redes sociales.
Las películas publicitarias, en todo momento, reflejan con fidelidad las estructuras y las tendencias sociales predominantes, y es precisamente esta cualidad la que hace su historia tan cautivadora.
Un poco de historia global
Aunque tienen una antigüedad que coincide con la del propio cine, fue la difusión masiva de la televisión a nivel nacional lo que les proporcionó la brillantez capaz de influir en los mercados y potenciar las ventas. Con el tiempo, tanto la trama como el contenido de las películas publicitarias han experimentado cambios y ajustes de forma natural y necesaria.
En la década de los años 50, la televisión otorgó al cine publicitario una audiencia masiva, un hito crucial en su evolución. Si bien es cierto que la primera película publicitaria televisada históricamente no encajaba en la categoría de anuncio comercial, debido a su extensa duración, su presentación tuvo lugar el 5 de noviembre de 1931 en una feria de peluquería en Londres y se emitió por televisión.
No obstante, es mucho más comúnmente aceptado como el punto de partida de las películas publicitarias en televisión, al menos en los países de habla alemana, el 3 de noviembre de 1956: fue entonces cuando Persil transmitió su primer anuncio de detergente por televisión. Esto coincidió con la generación del auge económico, una generación preparada para consumir, y en la que muy pronto cada hogar, sin excepción, tendría su propio televisor.
En el transcurso de los años 60, la oferta y la demanda de productos; inicialmente lograron un equilibrio. Luego se inclinaría a favor de una amplia gama de consumidores a más tardar a principios de los años 70.
En este contexto, el cine publicitario comenzo a utilizarse específicamente para diferenciar a las empresas de la competencia, con el fin de llegar a grupos objetivo definidos. Las agencias de publicidad y las empresas de producción cinematográfica desarrollaron nuevas formas creativas para dotar a las marcas y productos, de un valor reconocible e imagen atractiva. Jingles y eslóganes conquistaron la pantalla junto con personajes publicitarios y rostros de marca.
Impulsados por estos éxitos, cada vez más empresas empezaron a invertir sumas cada vez mayores en la producción de cine publicitario.
Las décadas de los 80 y 90: La búsqueda del elemento distintivo.
Como respuesta al constante aumento de la competencia y la creciente inundación de películas publicitarias que la acompaña, surge la "búsqueda" de elementos distintivos en la década de 1980.
El Elemento Distintivo, conocido como "Unique Selling Proposition" (USP) o Punto Único de Venta, se convierte en la piedra angular del proceso de marketing. En las películas publicitarias, este elemento único que permite que un producto o servicio se destaque de la competencia cobra una importancia significativa.
La exitosa introducción de nuevos productos en mercados saturados solo es factible a través de mensajes sorprendentes, curiosos y, en ocasiones, simplemente entretenidos o intrigantes, que preferiblemente se transmiten mediante películas publicitarias.
Apple, el fabricante de computadoras, logra un hito significativo con su icónico anuncio titulado "1984". En una escena que evoca la vigilancia totalitaria descrita por George Orwell en su obra "1984", vemos a una mujer destrozando una inmensa pantalla bajo el control de "Gran Hermano" utilizando un martillo. Viste una camiseta con una imagen difuminada de la primera computadora Macintosh.
La voz en off comienza diciendo: "Hoy presentamos la computadora Apple Macintosh y entenderás por qué el año 1984 nunca será como lo imaginó George Orwell en '1984'".
A partir del año 2000: El desencanto con la publicidad.
A través de esta destacada pieza publicitaria, Apple, liderada por el carismático Steve Jobs, anticipó una tendencia que se gestó en los años 90 y alcanzó su apogeo preliminar a partir del año 2000: en líneas generales, la publicidad de productos está siendo cada vez más percibida como molesta.
Mientras que en tiempos pasados, las películas publicitarias eran aclamadas como eventos con un cierto estatus de culto, en la actualidad, se observa un crecimiento constante en el desencanto y la aversión hacia ellas. La industria ha tomado conciencia de esta falta y está enfocándose en una publicidad que ya no se siente intrusiva.
Al igual que lo hizo Apple, la atención ya no se centra únicamente en el producto en sí, sino en la narrativa, en una historia breve o en el valor de confianza que aportan las testimoniales de personajes famosos.
2010. Redes sociales y marketing de contenidos: se redefine la publicidad.
Con la expansión de Internet y la llegada de nuevas plataformas como YouTube, Instagram y Snapchat, junto con el crecimiento generalizado de las redes sociales, se desata una auténtica revolución.
El tradicional enfoque de marketing de empuje ha quedado finalmente obsoleto y está siendo reemplazado por el marketing de contenidos, que abarca el marketing de contenido en video y tiene como objetivo proporcionar un valor tangible y concreto a los posibles clientes. Principios como la sostenibilidad y la protección del medio ambiente están moldeando las decisiones de compra de una base de clientes que puede ser meticulosamente definida y analizada gracias a algoritmos y datos de usuarios.
El arte de crear un anuncio publicitario genuinamente efectivo radica en la habilidad de traducir de manera inteligente los datos disponibles y los perfiles de los usuarios en un mensaje emocional que llegue al corazón de la audiencia y permanezca en su memoria, todo ello adaptado de manera específica al grupo objetivo.
CONCLUSIÓN:
Las piezas de cine publicitario, como su impactante historia lo demuestra, siempre reflejan la sociedad y, al mismo tiempo, proyectan una imagen de esta.
Si aspiras a lanzar un exitoso anuncio en cine publicitario en Perú, no basta solamente con contar con una compañía de producción cinematográfica con sólidas capacidades técnicas, sino que también es esencial que comprenda a fondo a tu audiencia objetivo.
Hagamos que suceda.
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La del estribo:
Dácil Manrique, directora española, comparte junto a Juan José Solórzano los retos en la dirección cinematográfica en publicidad y la manera en que se consume el cine hoy en día.Organizado por la Escuela de Cine y Artes Visuales http://www.cine.ufm.edu
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